miércoles, 18 de abril de 2012

día 159 resistiendo

Aquí seguimos yo y mis gérmenes metidos en la cama. La fiebre baja, aunque las noches son más densas que los días.
Me animo y me hago la comida. Toso como un perro y me doy cuenta de que voy abrigada de más cuando me cruzo con mis compañeros de piso, que se pasean en tirantes. Yo llevo tres capas y bufanda al cuello.
Por la tarde decido darme a la aventura de pisar la calle, a ver si el aire mata alguno de los bichos que me acompaña y así de paso compro kleenex que el papel de lija que tenemos ahora en el baño me está dejando sin nariz.
Lo más parecido que encuentro en el Family dollar es una caja de tissues, por lo menos serán más suaves. Aprovecho que he pasado por la puerta de Dough, un sitio de donuts que me dijo Katia, una chica de clase. Es una pastelería a la antigua usanza, les ves hacer masas a través del cristal y los donuts no son tan cochinos y de plástico como los del Dunkin. Los sabores bailan entre hibiscus, chai tea, naranja amarga y otras delicias. Yo me decanto por llevarme uno de cheescake que no tengo muy claro si me sabrá a algo con está nariz y está garganta que gasto estos días.
Al llegar a casa hago recuento de gérmenes y descubro que todos han vuelto conmigo. Maldita sea, no le he dado esquinazo ni a uno.

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