miércoles, 18 de abril de 2012

día 152 de la playa al asfalto

Madrugar para venir a Coney Island es algo que nunca me cuesta, menos aún si sale el sol y el día se promete animado. 
Rodamos por el paseo. Rodamos por la playa. Una mujer sirena se atreve a bañarse. Una excavadora que pita, peina la arena. Un par de corredores rompen la línea del horizonte. Todo va adquiriendo más vida. Más color. 
Rodamos por el paseo ahora que el nuevo Nathans está abierto. 

Nos sentamos al sol y nos comemos unos perritos calientes. Es verdad que tienen algo, no en vano son "los mejores de nueva york".

Volvemos al metro. Aline aprovecha para rodar más. Francesco y yo para comernos una manzana. Vamos hasta Chelsea, al rooftop del Westbeth, un edificio de lofts lleno de artistas mayores. Grabamos la entrevista a Jalalu, se pasea entre la curiosa persona que es y el personaje reconstruido que a veces quiere aparentar. Al bajar nos topamos con un apartamento abierto y una pintora de 70 años que nos invita a conocer su casa. Soltera y sin gato, con síndrome de diogenes, moño, bata blanca manchada de pintura, gafas colgando de un cordel. Veo otra opción de futuro, está con unas espectaculares vistas a Manhattan.
 
Tenemos un pequeño descanso. Paramos en un pequeño local a tomar una cerveza y comernos un humus que acaba por saber a poco. Nos damos cuenta de que estamos un poco quemados. El sol de la playa estaba camuflado con el frío del viento. 

Ellos cogen un taxi para grabar dentro. Yo me voy en metro. Sincronizamos nuestros relojes y quedamos en Times Square. 

El amogollonamiento de gente es el habitual, en grado horrible, desesperante de masa borreguna. Hacemos hueco y cuando el cuerno empieza a sonar la gente sola va formando un circulo organizado. La noche cae poco a poco. Cada vez se nota más que llevo en pie desde las cinco de la mañana.  

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