viernes, 13 de abril de 2012

bonus track 2, por el retraso que sigo acumulando, una de metro

El metro es uno de los grandes misterios a descubrir. Es cierto que la visión tétrica y oscura que lo envolvía para regalo en las películas de los 80 no le hace justicia a su situación actual, aunque hay que reconocer que es un mundo en sí que encierra millones de paradojas.

No es el primer metro que cojo en mi vida, como buena madrileña apresurada, estoy acostumbrada a hacer uso del transporte público a diario. Creo que he probado todos los de España y muchos de Europa, desde el orden de Berlín al caos de Londres o el minimalismo de Roma, pero sin duda este se sigue llevando el premio gordo.

Lo que lo convierte en inmortal es que nunca cierra, 24 horas al día 7 días por semana, 365 días por año. Hay una legión de personas que, literalmente, viven dentro de él. Cambian de tren, de andén, con sus carros gigantescos cargados de bolsas de basura negras, con sus cuartos de baño improvisados allí donde consideran oportuno, con sus olores particulares, con su mejor o peor carácter. 

El metro cubre los cinco distritos, todos agrupados en una única zona, un único billete, un único precio te bajes en la siguiente parada o deambules durante horas. Los billetes se pueden sacar por trayecto (2,50) por semana (29) o por mes (104) Vengas el tiempo que vengas contar con una tarjeta ilimitada de transporte es el mejor tesoro que puedes tener en esta ciudad.

Las líneas se dividen en colores, que a su vez se dividen en letras o números. A veces, esta división, avisa de si es local (que para en todas las estaciones) o express (que para en las principales), a veces tiene que ver qué dirección sigue fuera de Manhattan. Pero ojo, no todo está ganado sabiendo esto. Siempre hay que estar atento al interfono, porque generalmente van variando la situación según les conviene. Los fines de semana son especialmente conflictivos a este respecto. Muchas líneas dejan de funcionar por completo. Suele ser, además, el momento que usan para reparaciones y limpiezas, así que a tramos sueltos te puedes encontrar cortes en cualquier lado. Lo dicho, ojos bien abiertos. 

Todas las líneas pasan por Manhattan, lo que quiere decir que todos los trenes, en en algún momento, circulan por debajo del río. Es el instante de la velocidad del sonido. Siempre interesa ir bien sujeto en estos tramos. Los vagones se zarandean como dentro de una montaña rusa vieja y oxidada, y los oídos se taponan. Parece que los trenes temen quedarse ahí parados, como un niño pequeño que corre deprisa por el pasillo hasta el baño con el miedo de cruzarse con el coco por el camino.

Hay vagones plateados con asientos azules, hay vagones con asientos naranjas y amarillos, los hay con bancos corridos marrones... Cada línea es un mundo habitado por su propia fauna.
Manhattan es la panacea del mestizaje, todo el mundo pasa aquí el día, pero muy pocos se pueden permitir vivir en la isla. Todo el tráfico se concentra en entrar y salir de ella. Las líneas que suben hacia el norte y el bronx están pobladas principalmente por gente de color y latinos como pasa también en la zona fronteriza entre Queens y Brooklyn. La parte alta de Queens es zona de obreros, europeos asentados en sus nuevas vidas y despistados varios. La parte baja de Brooklyn se caracteriza por familias interminables de judíos, niños con tirabuzones, gafapastas y modernos variados. 

El metro en sí es otro monumento cargado de sorpresas, por ejemplo en el anden de la 34 St hay una máquina con la que se puede hacer música pasando la mano, en Times Square un Lichtenstein en uno de los pasillos, en la 23 St una colección de sombreros que llevaban escritores, músicos, cineastas... Muchas de las líneas de Queens y Brooklyn hacen gran parte de su trayecto al aire libre, es una manera muy curiosa de ver la ciudad. 

En cualquier momento podéis encontraros con un espectáculo o con varios. Los músicos que quieren tocar aquí tienen la suerte de disfrutar de esta opción de manera legal y gratis, si no usan equipo amplificado. Sólo hay que ponerse en contacto con la red de metro para que te hagan una audición, si lo vas a hacer de manera habitual, si es algo esporádico tal vez con que encontréis un rincón donde no haya nadie haciendo lo mismo dudo que nadie os diga nada. 

La seguridad está practicamente garantizada. Mucha policía dentro, en los andenes, en los vagones. En cualquier caso a día de hoy ny es probablemente una de las ciudades más seguras de Estados Unidos, así que animaos a hacer turismo dentro del metro, merece la pena.

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