domingo, 8 de abril de 2012

día 131 la ciudad verde

El despertador suena sin que le haya dado permiso. Cinco escasas horas de sueño. La doble resaca le pasa factura a todas mis neuronas en fila india. Nos vestimos a juego con el día y salimos a la calle. Patricia nos espera junto a su casa. Las tres españolitas rumbo a la parade.
Salimos en la quinta con Central Park y la avalancha nos desborda. Subimos por el parque, atravesamos el zoo, que hoy está amablemente abierto para que el gentío no se colapse, y un poco antes del MET encontramos una zona en la que poder aparcarnos en segunda fila sin millones de personas intentando hacer un casteller. 
El desfile es un mejunje indefinido. Es San Patricio, así que la figura estrella es la del irlandés pero todo vale con tal de hacer bulto. Policías, veteranos de todas las guerras, bandas de instituto, cheerleaders, majorettes, políticos, agrupaciones de madres, faldas de cuadros, ruidos, caballos... hasta dos grupos españoles, la casa de Galicia y la casa de Asturias, creo que porque tocan la gaita.
A mí me cuesta un poco aguantar tantas horas de pie entre jerseys de lana gorda y gente con ganas de beber cerveza. No lo quiero ni pensar. 
Restamos una y sumamos dos, Patricia se marcha y Aline y Francesco se unen. Veo que la resaca no sólo me pasa factura a mí, es algo reconfortante. Sumamos uno más, Antonio consigue cruzar hasta donde estamos después de un buen rato nadando entre la marabunta. Los cinco unidos intentamos escapar del caos de las hordas. Hacia abajo imposible. Cruzar, descartado después de media hora de espera sin progresos. Nos adentramos en el parque. El zoo vuelve a estar cerrado. La gente se multiplica por docenas. Pienso que en el momento en que se beban un par de cervezas más ya puedo decir que he formado parte del casting de un episodio de Walking Dead.
Tardamos tanto en conseguir salir que a Antonio ya se le ha hecho tarde, desaparece rumbo directo al Prudencial, de nuevo partido en New Jersey y encuentro con Slay y miniSlay. Le deseamos suerte y buscamos dónde comer mientras las tripas nos rugen, ya son más de las tres de la tarde.

Encontramos un sitio pequeño y discreto con menú especial irlandés. Resulta ser el primo cercano del lacón con grelos, perfecto para esta hora.

Un par de cabezadas sentado en el restaurante y Francesco se fuga a casa a cumplir con la tradición española más internacional: la siesta.

Nosotras tres caminamos un poco por la ciudad, rumbo Times Square. Entramos en el teatro de Ed Sullivan, me encantaría verlo, toda la música de los 50 a los 70 a desfilado por este escenario que ya no es el mismo. Ahora el señor Letterman, el Buenafuente yanky, es el que llena el aforo. 
La manera de verlo por dentro es apuntarme de público a un rodaje, va por sorteo, así que Aline y yo nos apuntamos, con pocas esperanzas porque aunque nos toque, no podemos venir, coincide con horas de clase. Probaré más adelante.

Aline se marcha a casa. Carol y yo seguimos Broadway abajo dispuestas a enterarnos bien sobre los precios de los musicales y los descuentos para estudiantes. Entramos en el teatro de Priscila reina del desierto y nos apuntamos a la fiebre del momento, en cinco minutos hacen el sorteo de la lotería. El día evoluciona adecuada e inesperadamente. Un café rápido y volvemos para el momento de sacar las papeletas de la bolsa. No hay redoble de tambores antes de los nombres, pero nos tocan las entradas. Dos butacas en primera fila, a 40 dólares cada una cuando normalmente valen 190. No está mal. Nos quedan dos horas hasta que empiece la función. 

Patricia nos llama, anda cerca con su antiguo casero, un curioso hombre japonés de más de 80 años, percusionista y fotógrafo. Tomamos otro café todos juntos.  

Nos sentamos en el teatro como dos niñas pequeñas recién estrenadas. Nos reímos, cantamos, damos palmas, disfrutamos y a ratos tenemos la tentación de tocar alguno de esos maravillosos cuerpos esculpidos a cincel que bailan en tanga a tres palmos de nuestra cara. ¿Por qué no tengo algo así cada noche al otro lado de la almohada? Tengo que descubrir qué es lo que estoy haciendo mal.

2 comentarios:

  1. Walking dead??? Yo también quiero hacer ese casting!!! :)

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  2. jajajaja... el open casting fue en las calles durante San Patricio... lo sé porqué fue el primer día de ese fin de semana que conseguí acabar sobria (no mucha gente puede decir lo mismo de ese sábado, jejeje)

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