domingo, 1 de abril de 2012

día 127 noche de vacaciones

Lo curioso de las clases es el micro mundo que se genera. Cafés, comida, desayunos, el olor a pollo con curry, los tenedores de plástico, las servilletas compartidas. El mundo se vuelve íntimo dentro del aula pecera. Compartimos intimidades que no son sometidas a juicio de valor y eso, en cierta manera, es sano, reconfortante. Empiezo a entender lo adictivo de las terapias de grupo, del discutir el miedo sin enseñar la cara.

Salimos temprano. Aline y Carol han quedado en Harlem para hacer unas fotos, Carol necesita nuevos headshots, Aline quiere probar su nuevo flash. Yo me quedo un rato en Manhattan. Se respira primavera. La gente tenía ganas de sacar las piernas a pasear. Los bancos están llenos, los parques desbordados. Parece que por fin se permite parar el ritmo en esta ciudad. Por cierto, que asqueroso es el amor, más que nunca en primavera.

Me meto en un Starbucks a hacer el americano, o sea, a trabajar en una mesa mientras me bebo un smoothy de naranja y mango. Paso de un libro a otro. Busco una estructura para mi película, y quiero que esa estructura me la dé la psicología. Vuelvo a adentrarme en una historia coral. Por más que me empeñe mis personajes vuelven a ser unos neuróticos desconectados de su realidad. Puede que yo también lo sea.

Antes de que anochezca subo a Harlem. Aline y Carol están en la calle haciendo fotos. Me quedo al final de la sesión. Un par de calles más arriba Aline nos hace un retrato de familia. Es curioso empezar a ser consciente de que Carol se va. Esto será muy diferente sin ella.

A cenar. Francesco, como buen suizo italiano, ha preparado pasta. Nos tomamos una cerveza. Nos reímos.

Damos un paseo nocturno por el barrio y descubrimos un pequeño local que todos los días, menos hoy, somos así de oportunos, tiene actuaciones en directo. Somos los únicos blancos dentro, también, con diferencia, los más jóvenes. Nos integran sin problemas, son muy agradables. La mayoría parece que ya disfruta de la jubilación. Bailan Soul animados. 

Salimos al patio trasero. El jardín rodeado de maderitas parece de camping de playa. Por un instante estamos de vacaciones de verano en un lugar indefinido.

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