martes, 10 de abril de 2012

día 136 en busca de opción b

No me contestan del piso hasta dentro de un par de días así que por lo que pueda pasar, me voy de excursión en busca de segunda opción. El barrio no me gusta demasiado, es territorio comanche, un poco más adentro de donde viví la primera semana, en la zona oscura de Brooklyn, cerca del cementerio. Hasta el metro de la linea J destila otro ambiente, más inseguro, no sé porque. 
La casa es fantástica, luz a raudales, jardín interior, la habitación es grande y barata, aunque la mierda desborda a cada paso. No puedo entrar a verla porque hay una alfombra de ropa que me da miedo que me coma la pierna si intento pisarla, así que me limito a mirar desde la puerta. No es que yo sea el orden en persona, ni mucho menos, como dice mi madre soy termita dos (o uno, depende de la temporada) pero esto me supera a mí y a todos mis compañeros. El chico que me enseña la casa probablemente es el chico más guapo que he visto en mi vida, al estilo Brad Pitt cuando anunciaba coches en su tierna juventud. Me mira mucho, creo que hasta me pongo roja por un momento. Es la primera vez que siento que puedo resultar ¿una mujer madura interesante?. Me da un beso, en la mejilla, aquí este tipo de confianzas no se las gana uno en dos segundos. En cualquier caso es agradable, aunque no sepa como encajarlo. En la casa hay también otra chica, los dos son de California, un poco adolescentes recién estrenados en la mayoría de edad americana, ya se pueden deshacer de su carné falso para entrar a los clubs. Él le dice a ella que quiere que me quede en la casa, que soy la compañera perfecta para todo. Yo me distraigo sentada en una silla al sol del jardín, ¿qué significa la compañera perfecta para todo? ¿Cómo podría acabar una noche de fiesta aquí teniendo en cuenta cómo es el primer día? La casa tiene muchos puntos positivos, pero el barrio los acaba restando casi todos. 

Quedo a la espera de que los demás muevan ficha para decidir hacia donde lanzar mi jugada: barrio guay + compañeros tranquilos de mi quinta vs barrio chungo + jardín y chico guapo que me sonríe de más aunque casi pueda ser su madre.

Paso por clase, con la cabeza en mil esferas. La terapia continúa constructiva. Me gusta haber descubierto a esta gente. Espero poder ver todos estos guiones en la pantalla. 

Vuelvo a Astoria, el sol se cuela en el metro. Sienta bien ser consciente de vivir una tercera estación en la gran Babilonia. 

Cenamos de nuevo las cinco juntas. Me cuentan su andanzas por la ciudad, la experiencia de presenciar una detención en directo en Canal St mientras intentan comprar unos bolsos de imitación a una china distraida, cada vez se sienten más parte de la ciudad, es verdad que es un sitio que te invita a sentirte en casa, porque es un lugar, que en el fondo, no le pertenece a nadie. Les cuento mi indecisión ante los pisos. Carol me recuerda que no olvide cómo cambian las cosas de un barrio a otro. Ya veremos dónde acaba estando mi cuarta casa. Cerramos la noche paseando por el parque de Astoria para que vean la ciudad iluminada de noche. Sigue siendo una postal que me impresiona.

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