sábado, 31 de diciembre de 2011

día 49 visita urgente a la lavandería

Tras la tempestad llega la calma, trabajamos un poco cada una en su habitación. Hay toneladas de mails por contestar y trabajo de clase que nos mira de refilón, recordándonos que las vacaciones se van acabando.
Comemos juntas, hacemos la lista de la compra, que la nevera está protestona también y nos bajamos a la calle con nuestros sacos de papá Noel de ropa sucia. Es el único momento en el que no me importaría que me robaran. 
Tenemos miles de monedas de 25 céntimos, ya que nuestro anterior peculiar casero nos pago así las dos llaves que tuvimos que hacer. Vamos más preparadas que nunca a la Laundry. 
Pensábamos que iba a estar más despejada, pero está hasta arriba como siempre. ¿Es que en este barrio nadie tiene ropa limpia hoy?
Ponemos la lavadora ultragrande, la primera vez que metemos la ropa aquí, en esta mini nave espacial en la que si nos esforzamos a lo mejor cabemos las dos. Por un momento pienso que si hubiéramos esperado un día más a lo mejor tendríamos que haber bajado en pelotas, porque el pijama había que lavarlo también.
El rato en la lavandería se alarga más que de costumbre, cuando estamos en proceso de cambio a la secadora aparece Sana con otras dos bolsas. 
Carol se empieza a enganchar al culebrón venezolano que hoy se retransmite a gritos para todos los usuarios de las instalaciones. El momentazo del día lo pone la publicidad del canal, instante en el que localizamos que nosotras y la chica que trabaja allí somos las únicas que entendemos la tele.
El anuncio no tiene desperdicio, se trata de unas pastillas para el dolor de espalda y la fatiga, lo interesante llega cuando empiezan a hablar de los efectos secundarios y de la importancia de interrumpir el tratamiento y avisar a tu médico si empiezas a notar conductas depresivas o impulsos suicidas. El marketing de los canales latinos de aquí es un tanto extraño.

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