martes, 27 de diciembre de 2011

día 41 de nuevo un adiós

Rehacemos las habitaciones, deshacemos las maletas, me cuelgo la ropa en el armario y me acuerdo de mi madre, ya me había olvidado de que las perchas existían. 
Improvisamos una comida para despedir a Natalia, que se vuelve a Madrid. A ratos da envidia ver gente marcharse, pienso que sería fantástico tener una alfombra voladora, acercarme a casa a comer, darle un beso de buenas noches a mi chico y volver a despertar en Nueva York... pero aún no han inventando las alfombras voladoras, no sé a qué están esperando.
La comida es nostálgica, el clan de españoles y Sana, todo queda en Mediterráneo, nos reímos un rato, que es muy sano, nos besamos y bajamos a la calle con Natalia a decir adiós con la mano mientras el taxi se aleja en el frío rumbo al aeropuerto. El resto del día transcurre vago. Ya tenía ganas de un día casero, en pijama, tirada en el sofá.

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