martes, 20 de diciembre de 2011

dia 33 la locura de Union Square

Empezamos la mañana rodando el primer ejercicio de clase, a las 8 de la mañana en la puerta del cole, lo que quiere decir a las 6 en pie. Odio madrugar más que nunca. En mi grupo somos cuatro, lo que quiere decir 4 directores y el resto rotamos en posiciones. La parte buena es que me ha tocado ser la directora 4 así que aún me queda algo de tiempo para pensar, todo un lujo teniendo en cuenta que sales de clase ya con el cerebro exprimido y con ganas de dormir.
Recogemos material, nos escanean el código de barras de nuestras tarjetas colgantes, chequeamos cámara, vemos qué se va rodar... Hoy tenemos la suerte de contar con Carol y Jo, una chica de su clase, que tienen el día libre, lo que quiere decir que dos de los directores número 1 tienen la oportunidad de trabajar con actrices. Jo se queda en mi equipo y Carol se va con otro.
Rodar en Union Square un ejercicio de continuidad, teniendo en cuenta que no para de pasar gente alrededor, que hoy toca mercadillo de granjeros y que somos unos 8 equipos rodando a la vez en la misma localización hace que trabajar sea un tanto complicado. Si le sumas que la experiencia de la gente en rodaje es un tanto dispar, la ecuación resulta un poco surrealista. Nos cuesta comenzar, en clase no han explicado mucho cómo funciona un rodaje, qué es un plan de rodaje, una planta de cámara... en fin esas cosas que hacen que un rodaje fluya y no se atropelle. Simplemente han lanzado a la gente al vacío a rodar un ejercicio en 4 horas y media, con dos rollos de 30 metros de 16mm por cabeza. En resumen 5 set up y un plano cámara en mano, usamos el tiempo hasta el último segundo y devolvemos el material a la escuela. Es cansado, hace días que no dormimos, el equipo nos pesa más de lo que pesa y nos queda una media hora para comer.
Corremos al Whole Food de la plaza, un sitio de comida preparada, bastante buena, que Carol y yo ya habíamos probado y nos comemos nuestra caja de cartón en el piso de arriba. Carol me cuenta sus esperas entre planos en las que le ha dado tiempo a ligar con Gregory, un barrendero cincuentón, que le ha dado su número pensando que era una actriz famosa.
Volvemos con la lengua fuera para otras 5 horas de entretenimiento soporífero con míster Napolitano. Después de pegarse durante 20 minutos con un proyector Eiki, que sólo le recordaba que le estaba tratando mal, conseguimos ver los test de cámara. Nos dividen en aulas y nos dan un maletín de la Barbie por grupo para que montemos set y rodemos. No me termina de convencer el grupo y no me involucro demasiado, no he venido a pelearme por tocar un flexo de Ikea cuando ya he encendido un HMI. Al terminar soy aún más consciente de la suerte que tengo con mi equipo, el George Lucy Team, no me preguntéis de dónde sale el nombre porque aún ni lo he entendido.
Termino reventada y corro a casa, mañana a las 6 tengo que estar de nuevo en pie.

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