miércoles, 7 de diciembre de 2011

dia 30 intimando con la Arri 16S

Me despierto con Carol con la idea de no perder la rutina, lo malo es que Carol se equivoca con el despertador y tiene que salir corriendo para clase. Yo me levanto con calma, desayuno y me leo un poco el manual que nos han mandado para ir pillando algo de la señorita Arri y su primo Sekonik, mis nuevos amigos, o al menos eso pretendo. A las 12 y media como, por eso también me he levantado temprano, para que me de tiempo a tener hambre antes de irme, tengo clase de 2 y media a 7 y media así que no estaré de vuelta en casa hasta las 9 más o menos.
Cuando llego a Union Square, para variar, salgo mal. Esta parada tiene unas 8 salidas y atinar suele ser difícil, aunque tiene su cosa buena, me da tiempo a saludar a un viejo conocido que me deja sacarle una foto.
Al llegar al edificio me revelo y no me pongo la tarjeta al cuello. Parece que paso desapercibida, el chico de la puerta me saluda y no me exige acreditación, opto porque a partir de ahora irá en la mochila. Subo a la segunda planta a ver en qué clase estoy, me esperan 5 horas de Hands in camera en el aula Kubrick. La teoría y la práctica se solapan, demasiado inglés técnico me hace tener una pequeña desconexión cerebral y, sin previo aviso, me traslado a las mañanas soleadas en la terraza de Alicante haciendo el tonto con la Scoopic y hasta escucho esas risas, menos mal que eso me da cierta ventaja a la hora de pensar en negativos, cámaras y demás. Cuando mi cabeza vuelve en sí toca cargar chasis. La Arri 16s no tiene ventanilla, tiene minipuerta con pomo y todo, por un momento me siento Alicia en el país de las maravillas después de comerse una de esas curiosas chuches que dicen "Bite me", ¿seré un gigante apunto de sacar la cabeza por el techo de una seta?
Cuando llevo unas 4 horas y media me doy cuenta de que el profesor es una imitación del príncipe de beckelar, con su media melena rizada y su aire de latin lover desfasado. Se cruzan las profundidades de campo, las ópticas, los sprockets holes...
Salgo de clase y en el andén me espera Rosendo, en versión americana, cantando a grito pelao.  El vagón va lleno y todos estamos ojo avizor para reposar nuestro cansancio. No tengo suerte y hago todo el viaje de pie.
Ya en casa Carol me cuenta sus hazañas del día, ella solo tiene horario de mañana así que siempre termina antes que yo. Se ha comprado tres camisetas y ha perdido un jersey, no tiene muy claro que le salgan las cuentas.
Cenamos juntas y nos desplomamos en la cama. El miércoles me tocan 11 horas de clase así que necesito dormir, aunque al ponerme el despertador la dichosa alarma me dice que me quedan menos de 7 horas para que tenga que sonar.

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