Las rodillas han disminuido a un estado semi mini elefante, aunque se siguen resistiendo a doblarse. La mano va mejor pero con aspecto de farrullera de polígono.
Entro tarde, así que aprovechamos la mañana para poner una lavadora y hacer algo de mantenimiento.
La clase está divertida, empezamos a sentar bases y amistades. Salimos animados y nos tomamos unas cervezas clarificadoras para celebrarlo. Nos vamos colocando en nuestro lugar, esa pequeña casilla de salida que de alguna manera nos define. La clase es curiosa y variopinta. Entre los sesenta y tantos y los veinti muchos, desde Nueva York a Carolina, Islandia, Austria, Gales, Rusia, Suiza y España. La gente tiene ganas de conocerse, todos somos conscientes de que vamos a compartir sudor, lágrimas y palabras.
Vuelvo a casa un poco más tarde de lo que esperaba. Union Square está animando. El tiempo empieza a ser agradable y la ciudad se vuelve más noctámbula.
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