miércoles, 21 de marzo de 2012

día 120 croqueteando discretamente

Me despierto energética, ha salido el sol, los pájaros cantan y las nubes se levantan. Salgo a correr con ganas, estreno brazalete para el móvil, ya no tengo que llevarlo más metido dentro del pantalón. Echaré de menos ser un torero perdido en Queens.

Cuando llego al parque me confío, cada vez estaba aguantando más y mejor. Me doy impulso y aprieto el ritmo y de repente, sin saber muy bien por qué, se me tuerce un pie y me caigo, en dos fases para más vergüenza. Como una piedrecilla de río pesada reboto. Aún intento encontrar la lógica de la caída, pero mis técnicas de CSI no me permiten sacar mucha conclusión. La mano derecha es el caso más curioso a analizar. Se ha raspado en la palma por abajo cerca de la muñeca, por la otra cara tengo dos golpes en la muñeca y heridas en todos los huecos que quedan entre los nudillos, he perdido la piel, pero los nudillos no se han dado ni cuenta. ¿Alguien me puede explicar como me he dado en cuatro sitios diferentes y por qué los espacios en negativo de los nudillos sangran tanto mientras los otros sobreviven intactos? 
Me levanto con sensación de ser una croqueta gigante varada en el vacío. Me he caído justo en el punto más lejano a casa, así que ahora toca volver con la dignidad por los suelos. Me limpio un poco la mano con la servilleta de emergencia que llevo en el bolsillo de la sudadera. Las rodillas me duelen, pero el pantalón parece que no se ha inmutado, así que me limito a subir cojeando hasta casa. 
Cuando Carol me abre la puerta soy una niña pequeña que vuelve del cole después de haberse caído en el patio. Me siento, como una abuela pleistocena en el borde de la cama, y me levanto el pantalón para inspeccionar. La rodilla derecha no está mal, un poco hinchada y algún raspón. Vamos bien. A ver qué me depara la otra pierna que parece que se queja más. La rodilla izquierda se ha declarado en huelga, raspada completamente y en proceso de volverse elefante. El pantalón por fuera está intacto, por dentro es la matanza de Texas. 
Cojo una bolsa de guisantes del congelador, me la pongo en las rodillas y levanto las patitas. 
¡¡¡Mamá me he caído del columpio!!!!!  Ahora parezco una farrullera que se ha pegado en la esquina con alguien, no puedo doblar ninguna de las piernas y voy a perder el fondo que había ganado. ¿Quién dijo que hacer deporte era sano? Qué ruina.

Me visto y me voy lisiada a clase, con el pantalón del pijama porque no puedo soportar que algo me roce las rodillas, que ya han pasado de elefantes a naves espaciales y eso que llevo encima tres ibuprofenos.
La clase está interesante, me debato entre escuchar y recolocar las piernas cada treinta segundos. 

3 comentarios:

  1. Ahora es moda ir en Pj's asó qseguro que ibas divina...y dolorida... pero divina oye ;)

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  2. Por favor! qué penita! espero que estés mejor de los remos ;)

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  3. cura, curita! beso de rana y hebras de azahar
    ... y el dolor puede esperar...
    con un hilo de coser...va a desaparecer!

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