miércoles, 9 de mayo de 2012

día 182 haciendo listas

Fred vive pegada a mi. La voy a echar de menos. Cualquier sitio le sirve para una siesta continua. Aunque disimule me estoy dando cuenta de lo rápido que me acerco a ser la loca de los gatos de los Simpson. 

Empiezo a preparar cosas para el viaje con mi minimundo de las listas. Lista de cosas que tengo que hacer antes de irme. Lista de cosas que no se me pueden olvidar. Lista de ropa que me llevo. Lista de recursos, cámaras, carretes, tecnología y libros. Lista de cosas del cuarto de baño. Listas que luego voy tachando, que es lo que más ilusión me hace. 

Cuando Carol me contó que se había hecho un cuaderno con cosas que quería hacer en algún momento de su vida no pude evitar caer en la tentación. Como me preocupaba no llegar a tachar nunca la colección de líneas absurdas que se me ocurrían en fila india (caminar por toda Rusia, tomarme un café con Lars Von Trier, darle la mano a una tortuga gigante...) decidí añadir pequeños retos, con un mínimo de dificultad, pero factibles tarde o temprano. De momento he tachado entrar a una fiesta privada en un super loft de Manhattan, dormir un día hasta tardísimo, ver un musical en Braodway, beberme un coctel en un club vestida de señorita, patinar sobre hielo al aire libre, probar la cerveza casera, disfrutar de un curso como una niña pequeña, pegarme un fin de semana de pelis en sesión continua y hacerme las cejas, no con mucha puntería, pero voy aprendiendo.

Bajo a la lavandería a lavar el botín de camisetas y sudaderas que el otro día me encontré en el portal. Los mercadillos de pasillo junto al ascensor me encantan. Creo que es una costumbre buena de reciclaje vecinal que espero pronto salte el charco.

Casi un mes fuera, tres cambios de uso horario, unos veinte grados de diferencia... La lista de la ropa está llena de tachones.


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