domingo, 6 de mayo de 2012

día 175 el descanso del guerrero

Me despierto antes de tiempo pero no tengo por qué levantarme. Es una de las mejores sensaciones para empezar el día. El sol inunda la cama. Fred está aun más estirada que yo, ella sobre el edredón. Los minutos pasan y no me muevo. Cerebro plano, bienvenido sea. 

Han llegado dos personas nuevas al piso. Trina, una californiana de origen vietnamita que cabe en un bolsillo, y James, un británico recién graduado que podría haber sido modelo para el David de Miguel Ángel. Son divertidos. Mientras desembalan sus cosas nos contamos nuestras vidas. Fred no se separa de mi lado, no sé si porque en este improvisado triángulo yo soy la veterana o porque me ha cogido más cariño del que yo esperaba en este tiempo.

Bajo a poner una lavadora, otra cosa que tenía pendiente desde hace siglos. Media hora después, para el cambio a la secadora, Trina viene conmigo. Estoy convencida de que su bolsa de la ropa sucia pesa más que ella. La lavandería acompañada, siempre es más entretenida, aunque sigo echando de menos a Carol y su "me aburro, me escribes algo en facebook". 

El día transcurre tranquilo, perezoso y hablador.

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