domingo, 6 de mayo de 2012

día 171 cuando el tres llego a mi vida

Esta es la cara con la que me despierto con treinta años. Tengo ojeras y creo que la nariz me ha crecido, o al menos antes no me había parado a pensar en el parecido razonable a Rudolf que estoy alcanzando. 

He conseguido cubrir todas las expectativas referentes a mi edad: no estoy casada, no tengo hijos, ni casa, ni hipoteca, ni trabajo, ni coche, ni perro...

Cuando era adolescente, en el descanso que teníamos en el cole para comer, veía Friends, nunca pensé que cumpliría los treinta pudiendo optar a ser uno de sus personajes: perdida en un futuro incierto, soltera y compartiendo piso en Nueva York. 

De cualquier manera, recién estrenada en década, con crisis a la espalda, me voy hasta el Instituto Francés a compartir mi día con 300 desconocidos en el Seminario de McKee.

Me divierto. Básicamente habla de lo que está escrito en su libro, al fin y al cabo es su libro, pero consigue que no te distraigas ni un segundo pese a la mole de horas lectivas del tirón y en inglés. Tiene una vena de comediante curiosa, un buen set de chiste sobre el mundillo de la industria, un curioso análisis de las diferencias entre europeos y norteamericanos y todo un don para empujarte a seguir trabajando. Parece un padre dándote una palmadita en la espalda y diciéndote "vamos, que sé que puedes".

Al acabar corro hasta el Soho. A la clase de la NYFA le quedan dos horas y el final de la peli de Elvar me espera. Entro discreta para no interrumpir la clase y me cantan todos a coro happy birthday. Muy internacional el día, qué monos son.

Me como una hamburguesa con ellos y salgo huyendo, hoy la vejez me pesa más que nunca y mañana hay que volver a madrugar. Qué ganas tengo de dormir. ¿Me estaré transformando en un oso polar en mi nueva década? 

Al volver a casa el volumen de cartas ha aumentado. Ha sido un cumpleaños raro que me ha enseñado mucho. Mucho de la gente que me rodea y ¡que me quiere! Qué bonito es siempre descubrir esto. Después de separarme me daba miedo volver a España y sentirme sola. Me he dado cuenta de todo lo que me equivocaba. Que las distancias son relativas y los años también. Que queda mucho por lo que luchar y mucho por ver. Y que tengo más ganas que nunca de vivir.

Gracias a todos por dejarme formar parte de vuestras vidas!!! Qué ganas tengo de besos y abrazos en directo.

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