dia 1 aterrizando

Los días en los que tu futuro cambia de rumbo siempre amanecen grises, raros y demasiado temprano. Poca conversación, alguna palabra en lugar equivocado, algo de nervios y ya estamos en el aeropuerto.

Señorita ¿me puede explicar por qué viaja con tan poco equipaje para tanto tiempo?- pregunta el listo de aduanas en Barajas. Pienso en reírme, suena a tomadura de pelo, solo puedes embarcar 23 kilos en clase turista.

Adiós familia, arrastra el equipaje de mano hasta el control, puerta de embarque, tren, cafetería... Las cosas van deprisa y la cabeza procesa lo que puede. Es verdad. ME VOY!!!

American Airlines muy original ella, Capitan America en la programación del día, haciendo patria. 8 horas de vuelo, que acaban siendo 7 y pico. La cara sólo da problemas al aterrizar que el avión decide bajar en picado como si esperara desayunarse un pez que atrapara con el pico a la orilla del East River.

Sanas y salvas, a ratos más a ratos menos, pasamos los controles sin muchos problemas. Recogemos las maletas, con algún problema. Salimos de aquel aeropuerto, el señor JFK, terminal 8, para ser más exactos, con la sensación de que nuestro barajas, hasta en sus épocas de capa caída, le da mil vueltas.

Viaje en taxi con un agradable Morgan Freeman de gorra calada y sonrisa abierta. Por lo que me han contado creo que debía ser el único taxista afable de toda la ciudad. No sólo nos va contando cosas por el camino, sino que se espera con nosotras hasta que nos abren la puerta.

Nuestra nueva casa, el primer arranque. Empezó un tanto extraño, pero se ha ido colocando. Felices, contentas, cansadas, con jetlag (que siempre queda muy bien decirlo) y con muchas ganas de comernos la ciudad.