domingo, 20 de noviembre de 2011

dia 12 de paseo por el aeropuerto

Como me reventaron la maleta en el aeropuerto y descubrimos que si reclamaba me daban otra, hoy toca volver al aeropuerto y abandonarla a la espera de su sustituta. Enric y Olga se unen a la aventura para poder medir una maleta en las cajas de AirFrance y saber si la tienen que facturar o no.

Vamos con el metro en la linea A (la azul) hasta el enlace con el Airtrain con la esperanza de poder ir caminando hasta al aeropuerto y ahorrarnos los 5 dolares de ida y los 5 dolares de vuelta que nos cuestan las tres últimas paradas que nos conectan con las terminales. Al llegar vemos que solo hay autopista y que el tema caminando, aunque las dos maletas que llevamos están vacías, va a ser imposible. Probamos plan B, taxi, con muy poco resultado, nos cobran lo mismo.

Al final a regañadientes compramos los billetes del AirTrain. Primera parada Terminal 1. Tengo la sensación de poderme marchar de vacaciones. Pasamos por los mostradores de la linea coreana, la gente hace cola con sus maletas, llenas, supongo.

En la caja de AirFrance la maleta no entra, un azafato sugiere hacer trampa y no enseñarla cuando facturen. No les termina de convencer la idea porque aun les quedan 3 vuelos.

Volvemos al Airtrain, que al final parece que vamos hasta a amortizar los 10 dolares que te clavan por moverte por el aeropuerto. Tenemos que llegar a la terminal 8, donde aterrizamos Carol y yo hace ya 12 días, que parecen 12 meses. Mi maleta medio muerta y coja se queda aquí, si la consiguen arreglar (deben tener varita mágica) me la devuelven, si no me dan una nueva. La pobre vino desde España con ganas de conocer mundo, pero acabo pronto su viaje.

La tontería que parecía que nos iba a llevar una o dos horas al final nos dejó sin mañana y casi sin tarde. Muertos de hambre llegamos a Central Park y nos dividimos. Nosotras tenemos que ir a la escuela a hacer papeles. Comemos de camino. Yo pizza y Carol hamburguesa, los medios días son siempre muy yankys.
Ya estamos registradas, excursión para arriba, a la séptima con la 32, al súper 99cent store, tres plantas con súper incluido. Por fin tenemos termos para el café... aunque no tenemos café ni cafetera, pero algo es algo... y siempre nos quedará el té.

La locura navideña se va apoderando de la ciudad. Según oscurece las hormigas se multiplican y la marabunta que cruza Manhattan te arrastra sin preguntar qué dirección quieres tomar. La ciudad brilla más que nunca.

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