domingo, 27 de noviembre de 2011

día 21 de perreo en la lavandería

Dos días seguidos en Astoria sin usar la metrocard, esa fiel compañera sin la que no se puede vivir en esta ciudad. Aunque ayer nos acostamos tarde volvemos a nuestra antigua rutina de no llegar a las 7 horas de sueño. Ya no puede ser el jetlag así que le culparé a la calefacción caribeña que suena continuamente. Los primeros dos días nos volvimos locas, pensando que la cama se estaba rompiendo, que el armario se iba a caer o que las maletas apretadas estaban pensando en explotar. Al final descubrimos que hay algo que gotea y choca dentro de las tuberías cada vez que encienden el calor. 

Damos una vuelta por el barrio y nos pasamos por el Fleamarket de la iglesia. Aquí, como en Inglaterra, se lleva mucho el rollo tienda de caridad, muy recomendable el curiosear, primero por la gente que te cruzas, toda una ocasión para hablar con yayos autóctonos, y segundo por lo que venden, vinilos, dvds, zapatos, juguetes... todo lo que parece que estorba en casa tiene aquí un lugar en una mesa junto a un cartelito en el que dice todo a un dólar. Nos compramos unas camisetas, 3 por dos dólares, que ya nos lanzamos hasta a regatear, y dos bolsos, el mío bastante hortera, las cosas como son. 
Se multiplican por la calle los puestos de venta de árboles de navidad. Aquí no tienen tiesto, te llevas el tronco cortado a ras a casa. ¿Eso se puede replantar o dentro de un mes van a estar las calles hasta arriba de pinos chuchurríos?

Aprovechamos la poca actividad del día para pasar por la lavandería, que ya nos hacía falta. Esta vez toca lavadora grande, 3 dólares con 50, me sigo acordando de Barcelona, si me pongo cinéfila de Isabel Coixet, y si me pongo matemática no me cuadran las cuentas, unas 20 lavadoras, alguna secadora más y dos sillas en todo el local. 

Cuando volvemos a casa nos quedamos pegadas con velcro en el sofá. Cae de nuevo El gran Lebowsky, nunca me canso de verla. Otra cerveza, que el Nota se la merece. La calefacción está alta y los mosquitos, que me están devorando, se frotan las patitas, que las tienen kilométricas.

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