miércoles, 9 de noviembre de 2011

dia 2 (primera parte)

El día arranca a las 2. Es muy de noche. !Raquel vuelve a la cama!
El día vuelve a arrancar a las 4. Raquel ¡intentalo de nuevo!
A las 4 y media ya sí que había arrancado el día. Como un perro encerrado, moviendo la colita, desesperado por salir a la calle. Lo único que se puede hacer es sacarle a pasear.
Camino del metro intento ser consciente de que estoy aquí. Nostrand Avenue, Metrocard de una semana (29 dolares, viajes ilimitados 7 días), andén apretado, vigilar la cabecera del tren para saber si en el que te tienes que subir, exprés o no. Línea A dirección 207St. Se mueve, mucho, traquetea. La gente se mece en silencio, café en mano, con uniformes y legañas, negros, blancos y latinos igual de dormidos.

Y de repente Fulton St Station, aquí va bien, baja del tren, sube las escaleras y... MANHATTAN. A pleno sol, con el humo escapando por las rendijas, con los sueños purulando por las calles, con sus colores. Es todo tan familiar que nada resulta extraño. Algo nuevo, algo diferente siempre se escapa, pero no me hace sentir turista, a cada paso que avanzo es más mi ciudad y menos un decorado. Del Financial a Chinatown, Soho, LES, ES... cada rincón tiene su instante, los ojos bien abiertos para no perder detalle, las orejas, que aun andan a ratos, se enredan con las conversaciones en las que se cuelan los vendedores ambulantes, los taxis, los chinos que ofrecen imitaciones, los vendedores de periódicos, las cafeteras.

Primer Starbucks (1,75 dolares) un café del tamaño de tres tazas juntas, con sabor a... dejemoslo ahí. Cómo echo de menos mi molinillo de café. Nos bebemos medio vaso a regañadientes y por aquello de ser el primero.
Son sorprendentemente amables, todos. Vamos a la escuela, primer contacto con la señora NYFA, definitivamente estamos aquí. Esto TIENE que salir!!!

Las calles sueltan humo, no es ficción de las películas o es ficción de la realidad que nos cuentan en las películas

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