domingo, 13 de noviembre de 2011

dia 7 amortizando la metrocard


Hoy por ser domingo mañana tranquila, tardamos en salir lo suficiente como para tomar dos tés, desayuno y redesayuno. Descubrimos una nueva linea cerca de casa gracias a Olga y Enric, nuestro vecinos de piso en la casa que dejamos ya mañana, y con quienes estamos turisteando estos días. 


Viaje al Brooklyn Museum, pero solo es gratis el primer sábado de cada mes, así que volveremos en diciembre, o en enero o... Vamos al Botanic Garden, pero solo es gratis los weekdays in winter, así que volveremos el lunes, o el martes, o... Decidimos pasear por Prospect Park, que es gratis todos los días.


El otoño le sienta bien a los parques de esta ciudad, se juntan colores, amarillos, rojos, verdes y marrones. El suelo esta alfombrado de hojas que ya decidieron volar. La gente pasea, alguna barbacoa en marcha, niños que corren tras alguna pelota... se nota que es domingo, y que sienta bien. No hay sol, pero no hace un frío helador, todavía es posible la vida en la calle.


Vamos a comer, hoy vuelve a caer hamburguesa, sigo pensando que las de aquí no se parecen a los sucedáneos plásticos que nos dan en España, por cutre o canijo que sea el sitio.
Pasamos por la Brooklyn Library para usar el baño, opción gratuita para viajero despistado y lejos de su residencia de turno. En la puerta una curiosa pareja debate sobre el devenir de la vida.

Volvemos al metro para visitar nuestra posible siguiente opción, la que sería nuestra tercera casa, también en Astoria, el ambiente es relajado, distendido, calor hogareño y sonrisas abiertas. Esperemos que la cosa siga adelante. En el viaje en metro un poco de todo, como siempre. Aparte del traqueteo habitual, algún vostezo, dos niñas con globos de cumpleaños dormidas una encima de la otra, un grupo best dance crew que entra a hacer su espectáculo al vagón, colgados de los pasamanos que te aseguran la vida en el interior de estas atracciones de feria andantes como si fueran stripers. Un par de estaciones después un mendigo cuya residencia, por decisión propia, son dos asientos en una de las esquinas decide salir al hueco que queda entre vagón y vagón para mear justo cuando estamos entrando en una estación. Todo un espectáculo que presencian todos los transeúntes del anden. Aqui todo es arte y todo tiene algún espectador dispuesto a mirar. Cuando el tren se escapa del túnel la ciudad nos enseña sus luces, el Crisler brilla como nunca con su puntiaguda figura.

De vuelta a cerrar de nuevo las maletas, cosa difícil ahora que la mía esta medio descuajeringada... tengo que ir al aeropuerto a que me la cambien. (Aviso para navegantes, si te la rompen en USA y reclamas te dan otra a cambio)
Última noche en Brooklyn... a mimir que hay que madrugar para la mudanza de mañana.
Goodbye Brooklyn, welcome Queens!

No hay comentarios:

Publicar un comentario