miércoles, 29 de febrero de 2012

día 96 incendiando Queens

Usamos la mañana para terminar de recolocar la casa. Todavía nos quedan bolsas de basura con ropa y libros amontonadas por todas las esquinas.
Quedamos con Patricia y Antonio por la tarde para ir a lo que parece una noche inolvidable, en la que miles de pequeños globos de papel, propulsados por velas, volarán hasta el infinito para cumplir nuestros deseos, formando un jardín de estrellas que se difumina. Digo, de nuevo, parece, porque oro parece y ni plata es. Después de un par de horas esperando, que nos dan de sí un par de cervezas y unas quesadillas, comprobamos cómo un grupo escaso de conciencia nos lleva caminando hasta un parking cerca del río en una de las noches más ventiladas que he visto aquí. El fracaso de los primeros cinco globos, que en vez de subir deciden atormentar al personal que corre de un lado para otro perseguidos por algo que se parece más a un toro de fuego, lo sentencia todo. Decidimos volver a guardar los dos que aún tenemos en la bolsa y volvernos al barrio, ya los haremos volar en Queens una noche tranquila. De nuevo autobús y luego metro. Rematamos con película y palomitas.

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