miércoles, 15 de febrero de 2012

día 85 que poco me gusta la rutina

De vuelta al agujero. Llego temprano y me doy una vuelta por el barrio. Descubro que en la otra esquina está la escuela de Lee Strasberg, se ve que en una manzana se comprimen gran parte de los aspirantes a actores de la ciudad, mira que es grande y pequeño todo a la vez.
El paseo es más corto de lo que me gustaría, pero ya va siendo mi hora de volver a incubar. 
Montar se me hace pesado a ratos, eterno a instantes. Si siempre dudo de todo, ahora que tengo opción de avance y retroceso la incógnita es mucho más mayúscula. Aquí no hay un fallo irremediable y existen tantas versiones como paciencia tenga tu cerebro. Ninguna parece la más adecuada. Me tiro un rato de los pelos. Creo que toda la sala, unas 50 estaciones de montaje, estamos en las mismas. Nos reclinamos en la silla, nos acercamos a la pantalla, cogemos el ratón, lo soltamos, ajustamos el audio de los cascos, tecleamos algo discreto, nos volvemos a alejar, miramos de refilón el ordenador del de al lado, el de detrás, nos distraemos con uno que cruza rápido camino al baño, miramos la lucecita que parpadea del disco duro, movemos el ratón, nos acercamos a la pantalla... y cuando te das cuenta ya se ha vuelto a pasar la hora de comer.

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