lunes, 13 de febrero de 2012

día 82 entre floretes

Aline viene temprano a casa. Probamos el Zoom, solo, con los micros, sólo con el cañón, sólo con el inalámbrico. Susurramos, gritamos, caminamos... Parece que todo funciona. 
Antes de sentarnos a comer, vivimos un pequeño percance en el baño. Cuando Aline me llama, veo que chapotea en calcetines. La taza del water ha decidido improvisar una piscina, se ve que le ha dado momento veraniego o que con tanta calefacción cree óptimo tener charco climatizado.  Nos ponemos manos a la obra y decidimos recordarle al baño que no puede decidir por sí solo. Está claro que la modernidad de las instalaciones de la casa también ayuda a que estas cosas sucedan. 

Vamos al Upper West Side a la escuela de esgrima. Llegamos temprano y podemos disfrutar de ver a Nam impartir un par de clases particulares. Eso me da pie a entender que es un hombre sin tonos medios, o susurra o grita. Junta inglés con coreano y aunque no se le entienda, se hace entender.
Cuando la sala se despeja sacamos los bártulos, montamos los cables y le colocamos el inalámbrico dentro de la mascara. John ya está reventado antes de empezar la clase con Nam, lleva ya varias horas con el traje enfundado, pero mantiene el tipo durante media hora más. Los dos hablan en coreano y se mueven por la pista. El baile es bonito, los volúmenes cambian a mucha velocidad, Aline les sigue con la pértiga, yo intento que no se note mucho que no paro de apretar botones. Es difícil predecir cuándo llega un silencio mientras escuchas coreano, pasado un rato decido asumir que no existen los puntos y aparte en este idioma.


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