viernes, 27 de enero de 2012

día 67 buscando sillas

Salgo a localizar con poco éxito. Quería rodar en las mesitas que ponen en el flatiron pero con el frío soplando y la nieve acechando, están apiladas y candadas. Tengo que replantear el guión y buscar nuevo lugar. Volveré a las mesas en primavera. Recuerdo el segundo día que pasamos aquí, está lejano y borroso, pero estábamos sentadas, con un té inglés con leche en vaso de plástico, disfrutando de un día de sol que pedía manga corta, con mil sueños e ilusiones, siempre mirando hacia arriba, a la sombra de este curioso edificio que parece una porción de queso curado.
Camino por la quinta, desde la 23 hasta la 42. El paseo ya es más que familiar, aunque siempre hay algo nuevo. Ahora que miro a pie de calle descubro los locales de souvenirs que interrumpen el glamour de esta avenida con sus estatuas de la libertad de plástico y sus camisetas de I love NY. 
Llego a la Public Library. En la puerta, las mesas y las sillas siguen intactas, deseando que alguien las use. Un cartel gigante avisa de todas las prohibiciones que las acompañan. Aquí tampoco puedo rodar. 
El frío se transforma en nieve, pequeña, finita, copos destinados al olvido pero presentes en este instante. Caigo en la tentación de recuperar la temperatura corporal y entro a sentarme en la sala de siempre. Está más llena que nunca. Estudiantes, lectores ocasionales, turistas y vagabundos comparten el espacio en busca de refugio. Me siento frente a una mujer que duerme sobre un libro. Intento escribir y me distraigo. Pienso en Carol que está rodando en la calle, el plano nevando tiene que ser bonito, aguantar el frío no tanto. 

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